
El trabajo de Wayne Barlowe es asombroso.
nacido en 1958 en Nueva York, diseñador y uno de los mas renombrados dibujantes de grandes estudios Holliwoodenses, ha cooperado en crear asombrosos seres y ambientes, trabajando en Hellyboy, Titán A.E. y Harry Potter, entre otros. además, tiene varios otros libros editados, en el que destaca “la vida alienígena de Wayne Barlowe” (the alien life of Wayne Barlowe), “la guía de extraterrestres” y “un alfabeto de dinosaurios” donde despliega toda su capacidad técnica en el acrílico, y de donde derrocha su desbordante imaginación creando extraños seres extraterrestres o dándole forma a los “reptiles terribles”.
El libro – que contiene solo una parte del total de las pinturas, inspiradas probablemente en el infierno de dante, incluso en ciertos libros prohibidos de Japón, cuyos nombres aun no llegan a nuestros oídos – se divide en tres partes: “landscapes” (paisajes), demons” (demonios) y “souls” (almas). Cada cual esta conformada por pinturas con nombres sugerentes, oscuros y prohibidos, junto a una breve explicación que, en dichos del propio autor; son las palabras de un “guía turístico infernal”.
El libro que nos reúne contiene lo mejor del trabajo de Barlowe, pues los conceptos e ideas que evocan sus imágenes – poder, vacío de la vida del hombre occidental y dicotomia Eros y Thanatos, vida y muerte – estarán por muchos años presentes en la discusión filosófica e intelectual del siglo XXI. El presente texto no pretende ser un simple ensayo, si no que surge de la mas profunda – y oscura – sensibilidad de un observador que ha tenido que hacer equilibrio en los limites de lo que la cultura occidental considera como “normal”, “humano”, “animal” o “demoníaco”. Sin embargo, este es el punto de vista idóneo para saborear lo macabramente hermoso de este mundo maldito al que nos hemos propuesto entrar.
El infierno
El libro esta dividido en tres partes, con una introducción de Tanith Lee y un breve prologo del autor. Luego tenemos el primer capitulo, “landscapes”, donde las pinturas son sorprendentes, tanto en técnica como en concepto.
Destacable es “los molares de Leviatán” (The molars of Leviatan), donde se retrata la llegada de una caravana oscura – de lo que pueden ser nigromantes o demonios – a una peculiar ciudad, que en realidad, son dos ciudades confrontadas una sobre la otra en eterna construcción y destrucción. De hecho, algunos de los ladrillos situados en la ciudad superior caen a la de abajo destruyendo alguna de sus construcciones o sirviendo para erigir otras. Sus calles, como nos cuenta el “guía turístico”, están hechas de tejidos humanos, y un complejo sistema de arterias y venas constituyen el sistema de drenaje de la ciudad. Obviamente, los edificios están hechos de ladrillos de carne de pecadores.
Otra pintura asombrosa es “the Wargate”, en donde en una pomposa procesión digna de reyes, demonios y almas son “obligados” a marchar a la batalla bajo los latidos incesantes del “corazón negro”, situado en la puerta del infierno.
Como tercer apartado (nos saltaremos el segundo; luego el lector entenderá por que), tenemos “Souls”, donde destaca “Female souls”, y “Damndation”. Aquí se pueden observar las “almas perdidas”, que tienen forma humana con atroces deformidades. Además, una misteriosa esfera negra se ubica a voluntad en cualquier zona del cuerpo, infligiendo un padecer constante, como un cáncer. Con esto Barlowe nos dice que el infierno no solo es un lugar donde el fuego y el azufre atormentan a las almas condenadas y desdichadas (idea estereotípica proveniente del medioevo y de las torturas características de
unto a esto, el autor decide de forma acertada y a la vez brutal, que aquellas zonas de la fisonomía humana mas relacionada con el placer esten mutiladas y secas:
todas las almas de su infierno no poseen genitales.
Demons
Sin embargo, es en “Demons”, el segundo apartado, en donde descansa en equilibrio la estética y el contenido, y al ser el capitulo del libro que mas inquieta, lo hemos tratado con cuidado y atención.
Dentro del conjunto destaca “Lilith”, “Bloodline” y “Valefar”, demonio menor sirviente de Sargatanas, representado como un ser torturado por su calidad de sirviente, que adem
ás para adquirir una “forma”,- que como espíritu demoníaco no posee por si mismo – toma elementos humanos(órganos, piel) y los convierte en una horripilante vestimenta. No existe mejor manera de retratar a un ser sin identidad, sin “forma”: un ser que rechaza lo que es probablemente en todo sentido – primero ser un demonio, siempre aspirando a volver al “cielo” que abandono y envidiando a los los humanos por ser los “protegidos”, y segundo, ser un sirviente, siempre intentando ocupar el puesto de su superior – que mostrarlo en la única manera que tiene de “existir”, de tener una “sustancia tangible”, es decir, vistiéndose con la piel de personas, abandonando su inmaterialidad con collares de órganos humanos, convirtiéndose en una horrorosa caricatura de lo que odia, y a la vez ama.
Otro ser muy interesante en la fauna de Barlowe, por lo que transmite su rostro y por el concepto mismo de de la pintura, es “Agares”. Aquí el paisaje es desolador: el cielo esta tapado por nubes, como si una tormenta devastadora estuviera a punto de caer sobre una ciudad, anunciando el Apocalipsis que implica que este “Gran Duque” de los infiernos haya arribado con su carruaje maldito compuesto por esclavos famélicos, cubiertos de laceraciones y condenados a llevarlo sobre sus hombros por toda la eternidad, se desplaza en un río de sangre con una extraña expresión semejante a la resignación, que contrasta con sus atavíos y adornos finos, dignos de un orgulloso rey. Los ojos de este demonio se pierden en el infinito, sin logar fijarlos en el observador ni en ningún punto definido. Esto impulsa a aventurar lo que podría estar pensando: observa su “obra” devastadora y quizás suspira después, autoconvenciendoce de lo necesario de e
sta, luchando por creer que el desastre era necesario para conseguir lo justo. El conjunto despierta en el inconciente al arquetipo de un personaje que guía a un grupo de gente – partido, nación, clase social – y que luego duda de la legitimidad de tanta muerte y tanta sangre.
Sargatanas
Finalmente es necesario comentar a “Sargantanas”, la “opera prima” de este libro. Este “ser”, que es denominado por el narrador como el “El revelador”, es un demonio intermedio en la jerarquía infernal. Podemos observar un personaje, de sexo aparentemente masculino, con un rostro difuso, que da la impresión de estar en permanente metamorfosis, como relatan las alusiones que lo describen, y como lo muestran las dos pinturas que le siguen y que giran en torno al mismo personaje. En el lado izquierdo (que generalmente representa al pasado dentro del mundo psíquico), se asoma la también difusa imagen de un cráneo animal, mezcla de caballo y “plesiosaurio”, tal como en Bloodline, conformando una línea simbólica rectora de la cual es posible guiarse, y que intenta representar el pasado arcaico, primate del hombre, ligado a la supervivencia, la interacción con una naturaleza hostil, los instintos. Además, este ser sostiene un ladrillo de consistencia litica, que en realidad esta hecho de carne humana, en el cual cuatro dedos se hunden en plieges de piel y un ojo mira al observador con una mezcla espeluznante de miedo e ira.
Esta obra nos entrega una visión arquetípica ligada al conocimiento. Pero lo interesante es que no nos habla de un conocimiento científico, ni tampoco de un saber entregado por cualquier persona, sino que proporcionado por alguien especial, un maestro, un patriarca, un mentor: un ser de rostro impasible, casi inexpresivo, coronado con 6 ojos atentos, vigilantes y omniscientes, entrega al espectador con gesto casi tierno un objeto abstruso, misterioso como un secreto. Paralelo a esta “entrega” amorosa, advierte que ese secreto vedado para muchos contiene peligro. Lo facilita un ente constituido por nuestra animalidad pasada (representado por el cráneo a la izquierda del personaje), que nos amenaza con la punta afilada de un cuchillo oculto entre sus elegantes ropas, con unos mounstrosos dientes en su estomago. Además, el mismo objeto nos advierte su peligrosidad: por ejemplo, la expresión encolerizada del ojo nos insinúa que este puede volverse contra uno mismo, y no hay que olvidar que este artefacto es a la vez un ladrillo de las ciudades del infierno, un alma humana que mal dirigida, usada y abusada, formara parte de nuestro propio hogar en este.
La obra de Barlowe, es un guiño a la psicología infernal que implícitamente todo occidental tiene. Almas perdidas, paisajes apocalípticos, demonios que conservan reminiscencias de alas y un príncipe de las tinieblas llamado “sargantanas” se conjugan para recordarnos la existencia de un lugar en donde se experimenta el máximo terror que un humano pueda padecer.
Haciendo una breve reflexión sobre el infierno, aunque crítico acerca de los mitos, debo reconocer que el infierno es lo mas terrorífico a lo que se puede llegar a pensar, y como no serlo si es nada mas que la extensión de todas las penurias que pueda padecer el hombre; enfermedad, odio, hambre, desolación, etc. Todos estos flagelos trascienden épocas y culturas y son innatos del ser humano y por ello el infierno también trasciende épocas y culturas, no así su antitesis el “cielo”. El “paraíso” judeocristiano al contrario del infierno apela a la felicidad eterna y como se sabe el concepto de felicidad esta condicionado por la época y la cultura. En otras palabras, el tipo que invento el infierno debió haberlo echo imaginando lo peor que como humano hubiese podido padecer y eso no es un trabajo difícil, apelar al miedo es un ejercicio que no requiere mayor complejidad y es inmutable en el tiempo por lo mismo. El mismo tipo sin embargo para inventar un paraíso debió recurrir a un estado de felicidad coyuntural, que poco o nada tienen que ver con el concepto de felicidad de otro tipo en diferente época y cultura. Como sarcásticamente escribe Mark Twain en “Cartas desde la tierra” haciendo alusión a un pasaje bíblico en donde se retrata una “idílica” estadía en el paraíso; “En el Cielo del hombre, ¡todos cantan! El que no cantaba en
Fuentes; Barlowe's Inferno, revista artefacto,
4 comentarios:
Hola, me gustó mucho leerte, también me gustaron las imagenes, aunque una llamó principalmente mi atención, y fue esa en la que aparese un cuerpo sentado y con una pluma en la mano. No se por que me tube que kedar mirandola tanto tiempo, tenia algo especial, gracias por los post y por supuesto que me gustó lo que escribiste, gracias también por hacerme sentir esa cosa extraña que sentí al ver las imagenes.
Besos tibios en estos días frios...
SoL
hola, gracias por tu comentario, es raro decirlo, pero yo igual siento esa tranquilidad despues de fumar un cigarrillo, incluso mis amigas me molestan muchas veces diciendome que "fumo mas que maricón celoso" eso si que tiene que ser mucho, jajaja
bueno gracias por escribir y espero que integres nuevos escritos...aaa se me olvidaba, ahora cuando vi la imaguen de la mujer con la pluma en la mano sentí el escalofrio en la espalda...
bueno besos y tibios abrazos de sol en estos dias frios...
SoL
hola te quiero agradecer el comentario esta my bueno
espero que lo puedas copiar y pegar en otrso blog
saludos
igual lo voy a hacer
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